En el mes de agosto han sido asesinadas en España 4 mujeres por sus parejas, exparejas o conocidos y un niño asesinado por su padre. Se suman a la larga lista de mujeres que este año ya no están aquí porque su novio/marido/amigo/conocido asesino decidió que tenía derecho a quitarles vida. Una mujer más fue salvada hace unos días in extremis por la policía mientras su marido miraba como se asfixiaba, después de estrangularla y colgarla del techo con una sábana. Así, en el 2021 contabilizamos la terrible cifra de 56 mujeres de todas las edades, lugares y condiciones víctimas de la peor forma de violencia machista, los feminicidios.

Este mes además hemos asistido con horror a otro caso más de violencia vicaria, el del pequeño Leo, un menor de dos años que fue asesinado en Barcelona por su padre a sangre fría, después de haberle dicho a la madre que se arrepentiría de haberle dejado. Lo hemos dicho una y mil veces, un padre maltratador no puede ser un buen padre, al contrario, es un asesino en potencia y sus hijas e hijos nunca estarán seguras a su lado.
Estos días estamos además asistiendo en directo a través de la televisión y los medios de comunicación a la reinstauración del régimen del terror talibán en Afganistán, después de 20 años de invasión de Estados Unidos y las fuerzas de la OTAN que, lastimosamente y de forma evidente, no han servido para mucho o quizá para nada.
De nuevo, como siempre y en este caso más que nunca, los derechos de las mujeres es lo primero que se pone en cuestión en cualquier conflicto. El pueblo de Afganistán se enfrenta a un régimen del terror misógino y profundamente machista que quiere volver a arrancar a las mujeres y niñas afganas los limitados derechos que habían logrado recuperar, y pretende hacerlas desaparecer, ponerlas en la INVISIBILIDAD MÁS ABSOLUTA, convertidas en NADA. 38 millones de personas, de ellas 19 millones de mujeres y niñas están atrapadas en el terror talibán. A pesar los enormes riesgos que corren, hemos visto mujeres liderando manifestaciones, enfrentándose a los talibanes en las calles de Kabul y otras ciudades, y denunciando la situación por todos los medios posibles. Desde aquí toda nuestra solidaridad con ellas. Os invitamos a todas y a todos a buscar formas de hacer incidencia y de apoyarlas, para que no pasen a la invisibilidad total cuando Afganistán deje de estar en las noticias, cosa que sin duda, sucederá pronto.
Evidentemente no podemos comparar lo que pasa en España con lo que pasa en Afganistán, aunque no podemos olvidar que la raíz de la violencia machista en ambos casos es la misma: el poder y el control de los hombres sobre los cuerpos, las expresiones y las vidas de las mujeres y las niñas. Por eso no nos cansamos de repetir que la violencia machista, en España y en cualquier otro lado, no son casos aislados, los asesinos, tampoco los talibanes, son locos ni enfermos. La violencia machista es el mecanismo de control del patriarcado para evitar que las mujeres seamos personas y ciudadanas plenas y libres, para evitar que cuestionemos y nos opongamos a la perpetuación de los roles, valores y expectativas familiares, sociales y culturales que el patriarcado, aquí, en Afganistán y en todo el mundo, nos impone.
Queremos aprovechar también este momento para expresar toda nuestra solidaridad con nuestra querida amiga Pamela Palenciano, actriz y activista feminista, que lleva meses enfrentando una terrible campaña de odio por parte de partidos y colectivos fascistas, ahora con el apoyo de un juez de Madrid que ha admitido a trámite una de las denuncias que han presentado estos grupos contra Pamela por presunto delito de odio contra las hombres, por su trabajo ejemplar de denuncia de la violencia machista. Desde aquí todo nuestro apoyo para Pamela, como Dignimujer estaremos movilizándonos para impedir que la extrema derecha fascista logre callarla.
A pesar de la violencia que enfrentamos cotidianamente y de la amenaza del incremento de los movimientos y fuerzas ultraconservadoras y misóginas, no nos vamos a callar, porque somos muchas y muchos, porque somos fuertes, porque no tenemos miedo y porque no vamos a permitir que perdamos los avances logrados en décadas de lucha feminista en las calles, en los trabajos, en la política y las familias. No nos van a callar y seguiremos en la calle, porque las calles también son nuestras, y nuestros derechos no nos los van a quitar.
Por eso decimos: ¡BASTA! Ante todas las violencias machistas que nos atraviesan.
Por eso decimos: ¡BASTA! De agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones.
Por eso denunciamos a quienes tratan de negar la violencia de género, a quienes la blanquean diciendo que la violencia es siempre violencia, a quienes persiguen y acosan a las defensoras y activistas feministas. No van a lograr amedrentarnos, somos más, somos más fuertes y no vamos a permitir un paso atrás.
Por eso también exigimos al gobierno de España y a la Unión Europea que en ningún caso reconozcan y legitimen al gobierno misógino talibán, sino que pongan todos los medios a su alcance para exigirles el respeto a los derechos humanos de las mujeres y las niñas.
Por eso no nos cansamos de exigir al gobierno nacional, al gobierno de la Comunidad de Madrid y también a los Ayuntamientos de Alcobendas y San Sebastián de los Reyes que ubiquen la prevención y la erradicación de la violencia machista como lo que es, una prioridad de supervivencia y una condición para la democracia. Exigimos más recursos para sensibilización y concienciación en las escuelas, más recursos para la sensibilización y la concienciación en los trabajos, más recursos para la atención a las víctimas. La violencia contra las mujeres siempre se considera como un asunto “que pueden esperar”, pero NOSOTRAS NO PODEMOS NI QUEREMOS ESPERAR porque ¡¡NOS ESTÁN ASESINANDO!!
Por eso os invitamos a que no nos callemos, no permitamos que esto SIGA FORMANDO PARTE DE NUESTRO DÍA A DÍA. GRITA con nosotras NI UNA MENOS!! NI UNA MENOS!!
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