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Consejo de la Juventud de Alcobendas

"Nada que celebrar, mucho que reivindicar"

Artículo de opinión del Consejo de la Juventud con motivo del Día Internacional de la Juventud


La pasada semana se celebró el Día Internacional de la Juventud. Por es emotivo, el Consejo de la Juventud de Alcobendas ha realizado un artículo en relación a ello.

"Nada que celebrar, mucho que reivindicar. El Día Internacional de la Juventud tiene como objetivo según la Unesco visibilizar tanto los problemas de los jóvenes como su potencial en la construcción de una sociedad mejor. ¿Pero realmente se está haciendo eso? ¿Nos están dejando?


Si echamos la vista atrás. Las anteriores generaciones tenían claro que querían hacer. La generación de nuestros abuelos se puso a trabajar siendo muy jóvenes. A la generación de nuestros padres se les dio, antes de trabajar, la oportunidad de estudiar y formarse, logrando ser una de las generaciones más formadas y capacitadas de todos los tiempos. Ambas generaciones tenían claro que el proyecto de vida residía en casarse, comprarse una casa y formar una familia. ¿Esto es lo que queremos ahora los jóvenes?


Un importante empresario español me contó una vez que la generación de nuestros abuelos, la generación de posguerra, era de leones de selva. Trabajaban para comer. Si no trabajas no comes. La generación de nuestros padres se les formó para ser leones de zoo. Capaces de todo, pero con un plato de comida asegurado. ¿Y nosotros que somos?


Pocos jóvenes saben realmente que es lo que quieren. Y eso conlleva retrasos. Retrasos a la hora de terminar los estudios, ya que se prolongan innecesariamente. Retrasos a la hora de tener una carrera profesional, ya que se prolonga el inicio innecesariamente con contratos de prácticas alegando una falta de experiencia que no tenían los directivos cuando empezaron su vida laboral. Retrasos a la hora de formar una familia, ya que no tenemos claro que eso es lo que queremos. Tenemos tantas posibilidades que nos abruman. Desde vivir en ciudades que nunca duermen, hasta tener la posibilidad de viajar al lugar más recóndito del planeta. Oportunidades que no tenían de jóvenes la generación de nuestros padres y, mucho menos, la de nuestros abuelos. Tenemos la posibilidad de amar a quien queramos y de la forma que queramos. No nos dictaminamos por convencionalismos, queremos y, deseamos, más.


Y por qué la generación que tiene todo a su alcance, realmente no tiene nada. No tenemos ahorros para comprarnos una casa, es complicado llegar a fin de mes. Viajamos más por redes sociales que en persona. Somos una generación enganchada a planear y ver experiencias pero, que muy pocos se aventuran a vivirlas. Tenemos miedo. Miedo de quererlo todo, y no querer nada. De distraernos con experiencias de otros mientras nos da miedo afrontar y vivir las nuestras propias. Pasamos los días enganchados a Netflix, Instagram y TikTok en nuestro sofá. Y cuando por fin vivimos algo, por muy pequeño que sea, lo vendemos al mundo entero, sin siquiera disfrutar del presente.


La generación más preparada y con el mundo entero a sus pies no vale ni hace nada. Tenemos tanto que reivindicar que al final no reivindicamos las cosas más importantes. ¿Qué pasará cuando la generación de nuestros padres no esté y seamos nosotros los que estemos en su lugar? En ese momento será tarde. Ya que sólo unos pocos que se dieron cuenta manejarán el mundo. ¿Y de qué se dieron cuenta?


Unos pocos jóvenes se han dado cuenta que pueden hacer todo lo que quieran. No hay límites. Mientras muchos pierden el tiempo esperando a que lleguen sus deseos, unos pocos se lanzaron a buscarlos. Unos pocos no se dejaron manipular por un sistema que quiere a una sociedad inculta y callada. Una sociedad que acate todo lo que se le diga sin que cada uno de nosotros nos preguntemos ¿Qué es lo que queremos? ¿Qué quiero? Y, sobre todo, la pregunta más importante: ¿Quién soy yo y qué es lo que me hace feliz?


No nos engañemos. Si no nos conocemos, si no tenemos objetivos propios sino colectivos, y si no sabemos que es lo que nos hace feliz, para que estamos vivos. Este día sirve para reivindicar nuestros problemas y sobre todo para visibilizar nuestro potencial en la construcción de una sociedad mejor. Pero seamos sinceros. Cuando nuestra generación pase ¿dejaremos un lugar mejor?


Así que adelante. Vamos a luchar por aquello que queremos. Vamos a dar un paso adelante y a gritar aquí estoy. A mí nadie me regala nada. Yo consigo lo quiero. Con esfuerzo y trabajo voy a conseguir mis sueños. Voy a ser dueño de mi vida sin que nadie me diga que puedo o que no puedo hacer. Voy a ser el único dueño de mi destino. Y cuando lo sea voy a dejar mi huella en el presente. Mi huella en la posteridad, para dejar un mundo mejor del que me lo encontré".


Jaime Galilea Domínguez

Presidente del Consejo de la Juventud de Alcobendas

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