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Diario de Alcobendas

El odio no es el camino

Artículo de opinión del portavoz de Podemos Alcobendas, Edu Andradas

El capitalismo construyó la sociedad mediante el libre mercado y desde los consejos de

administración de las empresas. El socialismo con la conformación de una base proletaria y la

fábrica como eje de la soberanía popular. El sistema feudal se sostenía en la mano de obra

servil y el castillo. El fascismo siempre se hizo sustentable con el enfrentamiento entre razas o

de las naciones salidas del siglo XIX. El odio o la aversión al judío, al comunista, al eslavo, al

homosexual o al liberal. Repulsión contra aquello que atente contra los valores de identidad,

de pertenencia chovinista. Inquina aquel que quiere quitarme mi forma de vida, aunque sea

toxica para el medio ambiente y la comunidad. Al que se salta las conductas tradicionales sea

de una religión o de un contexto de entender el mundo.


La inquisición, la FET de las JONS, la monarquía borbónica o el general Narváez o Primo de

Rivera, son la misma línea ideológica histórica en España para perpetuar el estado permanente de los intereses de las clases dominantes de este país. Terratenientes o latifundistas, aristocracia o burguesía conservadora. Casi siempre para su preservación usaron una parte del ejército o algún generalote para mantener el poder. La tortura, la ley y la reja o el sable, el máuser y la porra.


Ese déficit democrático hace cojear a España ante la Francia de 1789, la revolución germánica de 1848 o las conocidas como revoluciones atlánticas. En España siempre un Borbón junto algún espadón frustraron los sueños liberales o democráticos de este estado español.


El odio, la señalización del oponente, su personalización, “el coletas” o” el Sanchismo”, como

añadido al discurso de la fobia. Así basó su triunfo Donald Trump en EEUU, Jair Bolsonaro en

Brasil o en Gran Bretaña el fiestero Boris Johnson lo hizo contra la Unión Europea y su parte

más empobrecida de Bulgaria y Rumania. Molesta la miseria social, el inmigrante que salta de

una partera, no el jeque con petrodólares o el oligarca del este que invierte en Fútbol.


El odio político también palpita en Alcobendas, crece, se hace, se conforma. Marca, apunta

hoy al comunista, mañana al que acuerda con ellos o colabora, pasado se extiende a los derechos de las mujeres o cívicos, al siguiente al que mantiene su cultura. Siempre Dios, patria y Rey como dice el amigo pensador Javier Sánchez Álvarez, salirse de esas pautas eternas es arrojarte en Facebook o en Twitter al ataque del Lumpen proletario o de camisas pardas cibernéticas. La democracia no está en peligro, ya vive en el peligro. Tu acción, nuestra acción, puede auxiliarla, tu apatía la puede hundir más todavía en el odio. Ante ello

benevolencia y amor es la salida, ante este callejón de negrura y oscuridad medieval.

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