Alcobendas sin Más: la voz de las calles
- Diario de Alcobendas
- hace 11 horas
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Una asociación que, sin etiquetas políticas, busca soluciones reales desde el compromiso vecinal

Alcobendas sin Más no nació como un proyecto político ni como una plataforma electoral. Surgió de algo mucho más cercano, pero profundamente revelador: el hartazgo.
Un grupo de vecinos, cansados de contemplar cómo los problemas de su ciudad se agravaban mientras los responsables políticos permanecían inmersos en discusiones vacías, decidieron dar un paso al frente. Lo que empezó como una conversación entre amigos se ha convertido en un movimiento ciudadano que cada día gana más fuerza en las calles, “sin necesidad de siglas ni despachos”.
Una ciudad para sus vecinos
La asociación defiende una idea transparente: Alcobendas pertenece a sus vecinos, no a los partidos. Desde esa premisa, su actividad se ha enfocado en visibilizar los problemas reales de la ciudad -la inseguridad, la falta de vivienda asequible o el deterioro del espacio público- y exigir soluciones concretas.
Frente al discurso político que prioriza la imagen o el cálculo electoral, Alcobendas sin Más propone un enfoque basado en el sentido común, la gestión profesional y la acción ciudadana. “Es un proyecto para quienes creemos que el Ayuntamiento debe ser un lugar de gestión, no de campaña permanente”, declaran con firmeza.
Sin intereses partidista
Muchos se resisten a creer que un grupo quiera implicarse en la mejora de su localidad sin “aspirar a un sillón” a cambio.
Sin embargo, quienes integran la asociación lo tienen claro: no hay intereses partidistas, ni ambición personal. Solo vecinos organizados que trabajan con recursos propios y esfuerzo voluntario. Y eso, reconocen, incomoda a quienes están acostumbrados a que toda acción ciudadana pase por un partido político.
La presión vecinal funciona, pero no basta
Han conseguido, en más de una ocasión, que algunas de sus denuncias públicas se traduzcan en acciones concretas por parte del Ayuntamiento, tales como la limpieza de zonas olvidadas, el recorte de plantas salvajes en las aceras o reparaciones puntuales, entre otras.
A pesar de estos logros, el patrón que denuncian se repite, pues las respuestas llegan tarde, sin continuidad y, "lo que es más grave", únicamente cuando hay presión.
Una propuesta que rompe esquemas
Entre sus objetivos a medio plazo está reforzar su red de vecinos activos y profesionalizar aún más sus mecanismos de comunicación y propuestas. Sin embargo, su horizonte es todavía más ambicioso, pues quieren demostrar que es posible “un Ayuntamiento sin políticos”, gestionado por profesionales al servicio de los ciudadanos. Una idea que muchos consideran utópica, pero que para Alcobendas sin Más representa una meta tan lógica como necesaria.
El mensaje que transmite la asociación a los residentes es contundente: “no hace falta militar en un partido para mejorar nuestra ciudad. Alcobendas es nuestra casa y la cuidaremos con o sin los partidos”.
Desde el grupo se insiste en que cualquier persona con sentido común y afecto por la localidad puede formar parte del proyecto. No se trata de ideologías ni de campañas, sino de compromiso real con los problemas que envuelven Alcobendas.
Más allá de las ideologías
Para quienes forman parte de esta asociación, no hay mayor satisfacción que ver cómo una pequeña mejora -un barrio más limpio, un paso de peatones repintado o un banco reparado- se convierte en un logro colectivo. Es, dicen, la prueba de que cuando los vecinos se organizan y actúan con firmeza, pueden recuperar su ciudad “barrio a barrio”. Significa creer que la ciudad es de los vecinos, no de los partidos.
En sus propias palabras, “no nos mueve la ideología ni el interés electoral: nos mueve el compromiso con Alcobendas y con quienes la vivimos día a día". No buscan dividir, sino reconstruir. No quieren más debates, sino soluciones reales.
Unas ideas que no solo resumen un proyecto, sino también una forma distinta de entender -y cuidar- la localidad. Porque, aunque no todos tengan un cargo, todos tienen voz. Y, cuando esa voz se organiza, puede ser más eficaz que cualquier pleno municipal.
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