Artículo de opinión de DigniMujer
Desde DigniMujer no descansaremos hasta que cese la violencia contra las mujeres, hasta que todas estemos libres del patriarcado que nos violenta, que nos niega ser sujetas de derechos y libertades. Que no se os olvide un dato muy importante, ni a las personas que estamos hoy presentes ni a la sociedad en general, que somos el 52% de la población y no vamos a parar, el feminismo es imparable.
El machismo tiene muchos mecanismos de sometimiento, en el que la dominación y el control de la pareja son dos de las manifestaciones más habituales, y la vía de inicio del maltrato. Este sometimiento está muy bien articulado, no es abandonado al azar, es el sistema patriarcal a través de innumerables acciones el que lo sustenta. La publicidad, la educación, la sanidad, la literatura, la moda, las relaciones, el cine, el trabajo, todo, absolutamente todo está infectado, mandando mensajes continuos a la sociedad de cual es el orden establecido para continuar con el sometimiento.
El género determina qué se espera de una “buena mujer”. Esto se conoce como mandatos de género, normas que frenan el desarrollo personal, la autonomía y la autoestima. Por ejemplo, los hombres son fuertes y racionales, mientras que la mujer es débil y emocional. Estas diferencias estipuladas, aplicadas y aprendidas, subyacen en el imaginario colectivo, y establecen los roles de género asignados a las mujeres, siendo fuentes de las que beben los agresores.
Desde pequeñas, los mensajes en este sentido son continuos, modelando el comportamiento y el pensamiento de las mujeres, y también de los hombres, para que seamos fieles servidoras del sistema patriarcal, preparándolas para la sumisión y el escrutinio si no lo acatas, pero también si lo haces. El machismo no es una enfermedad, no se cura con pastillas. Es cultura y educación.
Hoy os vamos a contar como se suceden los hechos y procesos en las mujeres víctimas, en mujeres como a las que hoy nombramos y que han sido asesinadas.
Durante mucho tiempo el reconocimiento de la violencia se ha ceñido a la física, al golpe. En cambio, para que esta se produzca antes es imprescindible la violencia psicológica que afecte a la autoestima de la víctima, de forma que pierda su fortaleza y la capacidad en su toma de decisiones.
En este proceso de maltrato psicológico, una de sus formas perversa y sutil, es en la que el agresor pone en tela de juicio lo que dice la mujer y la hace dudar de forma constante sobre ello y sobre su propia realidad. El continuo grado de confusión anula a la víctima, que se siente agotada y sin capacidad de reacción. Es casi imperceptible, detallista, continua y utiliza cualquier argumento. La llamada Luz de gas, es el estás loca, te lo estás inventado, ya no sabes ni lo que dices, que a lo largo de la historia se a utilizado en contra de las mujeres.
De una pareja, se espera comprensión y afecto. Cuando la respuesta que se obtiene es diferente a la esperada, el cerebro se queda en 'shock' por unos instantes. Ese malestar psicológico genera una contradicción donde en muchas ocasiones, la víctima se autoengaña para reducir la ansiedad de esa situación creando una disonancia cognitiva. El amor romántico a sido un instrumento muy útil para estas expectativas idealizadas del amor, el que todo lo puede, el que todo lo aguanta, y el que hasta te mata.
Otra de las características y consecuencias en las víctimas de la violencia machista es la indefensión aprendida. Es la actitud que la víctima desarrolla cuando intenta defenderse tras cada ataque, sin éxito. Cada vez que identifica que su defensa no evita ni soluciona la agresión, aprende que no sirve de nada, y desarrolla una respuesta pasiva para que la situación pase lo antes posible. Por ello, muchas mujeres tardan en denunciar. La violencia institucional por acción o por omisión del Estado, y el control económico hace su parte obedientemente para continuar con la situación de sometimiento.
Estas son solo una pequeña muestra que evidencia que la violencia es estructural. Seas o no una mujer maltratada, a todas nosotras nos atraviesan muchos tipos de violencias que se insertan y camufla diariamente, sueldos más bajos, responsabilidad de cuidados, violencia obstétrica, falta de investigación en salud femenina, institucionalización, acoso callejero, y así una lista interminable.
Aunque los avances en materia de igualdad se van sucediendo, son insuficientes y no cubren ni un milímetro todas las desigualdades existentes, queremos más, mucho más. El machismo adopta nuevas formas de sometimiento, con nuevas caras, pero a nosotras no nos engaña, lo vamos a tumbar. Por eso os damos las gracias por seguir apoyando al feminismo, acompañarnos cada mes en las concentraciones de los asesinatos machistas y en todas las acciones que vamos realizando. Muchas gracias, sois grandes aliados y contamos con vosotros y vosotras.
Tenemos hambre de igualdad real y efectiva, y exigimos a todos los partidos políticos, los gobiernos y administraciones que trabajen para ello, ganaros nuestro respeto, porque cómo os hemos dicho, que no se les olvide que somos más de la mitad de la población y el feminismo es imparable.
¡NI UNA MENOS, VIVAS NOS QUEREMOS!
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