Artículo de opinión del portavoz del PP de Alcobendas
Abatido el orgullo al que hace tiempo renunciaron en deshonra propia y desprecio de sus votantes; si vergonzoso fue ya el pacto a la roja que pergeñaron contra natura hace dos años a favor del Psoe, infame se torna ahora entregado al pacto comunista, al beso podemita que lo sustenta.
De cama en cama sin más fidelidad que el cambiar de sábanas por más que les vengan usadas. Abatido el orgullo y la dignidad por los suelos.
Por activa, por pasiva, en público y en privado. Una y cien veces les ofrecimos retornar a la sensatez de su proyecto de lo que ellos mismos vendían -al principio- como principios, como valores, como identidad -impostada según el tiempo demuestra.
Una y doscientas veces, en estas líneas, en el Pleno, en los despachos, en los pasillos, con una cerveza o compartiendo almuerzo; una y doscientas veces ofrecí -y hasta la saciedad repetí- que la mano del Partido Popular, la mía propia, estaba extendida, ofrecida por nuestra Ciudad, por nuestros vecinos, por nuestros hijos, por nuestro futuro. A ellos, que se decían liberales y renovadores.
Pero no era su elección, no su trile, no su trampa. Su plan era un sillón de alcalde inmerecido, sacrificando a su número uno y pactando con Podemos su póquer maquiavélico. En ese pacto su sillón; en ese pacto sus presupuestos de los que ya afloran consecuencias para los vecinos de esta zona: se quita del presupuesto 250.000 euros de reforma de calles de El Soto para mejor ampliar el corredor verde y mejorar los “pipicanes”. Y… por qué financiar mejor si se puede hacer a costa de los vecinos de Urbanizaciones. Pues, sin temblarles el pulso, propuesta común de Psoe, Ciudadanos y Podemos que así lo firman y aprueban.
Y en drible dialéctico más pueril que maligno, pretenden que no fiscalicemos, que no hagamos oposición, que callemos sus desmanes incompetentes porque… “Ah, si tú querías gobernar conmigo, ahora no puedes criticarme las cuentas”.
Luego se miran al espejo, difaman a quienes les ofrecimos trabajar juntos en fidelidad a sus votantes y se jactan orgullosos de sus pactos y de su astucia. No ven deshonra en su actuar… porque no cabe menoscabar lo que no se tiene.
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